El acuerdo de colaboración que hoy se firma entre la Fundación Cristóbal Balenciaga Fundazioa y el Orfeón Donostiarra ya ha tenido un primer resultado en el diseño del nuevo uniforme de las orfeonistas, firmado por Hubert de Givenchy, que será confeccionado por Lorenzo Caprile y que coexistirá con el actual, creado por Balenciaga. De esta forma, la relación del coro con el modisto de Getaria, iniciada en 1945, tendrá una prolongación que se materializará en posteriores actividades culturales.
Negro y rosa
La mayor novedad del nuevo uniforme es el color –negro con detalles rosas– ya que desde que el coro se convirtió en mixto, en 1909, el uniforme de las cantoras ha tenido varios modelos, siempre blancos.
El diseño que se presenta hoy ha sido creado de forma desinteresada por Hubert de Givenchy, amigo, gran admirador de Balenciaga y presidente fundador de su Fundación. Es un homenaje al maestro de la alta costura de Getaria. La elegante austeridad del negro combina con el rosa, uno de sus colores preferidos hasta el punto de que el argot de la moda ha acuñado el término “rosa Balenciaga”.
De corte imperio, con escote en pico, deja suelta la cintura y se ciñe debajo del pecho con un cinturón rosa que finaliza en un lazo, casi una seña de identidad de sus colecciones. El modelo resulta cómodo, sofisticado y elegante. Otro detalle que llama la atención es el de las amplias mangas que llegan por encima del codo. Realizado en crepé de poliéster, una tela elegida especialmente para evitar que se arrugue en exceso en los traslados y en los viajes, resulta ligera, con caída, suave al tacto y sin brillo.
El blanco
En la fototeca del Orfeón se pueden ver imágenes de orfeonistas con uniforme en el año 1932, aunque en las fotos de posguerra y en las anteriores a 1932 se aprecia que cada una lleva un modelo distinto con un denominador común: el color blanco. En conversaciones con antiguas orfeonistas, Pepita Zabalegui (fue orfeonista entre 1920 y 1930) y Lola García (1934-1981) dijeron no recordar que hubiera uniforme hasta aproximadamente 1940, en que llevaban un vestido blanco largo de cuello en pico y manga larga, sin ningún adorno. Hasta ese momento, llevar vestido blanco y calzar zapatos de este mismo color era una garantía de poder situarse en primera fila, donde cantaban las mejores.
María Ángeles Esnaola Iturrizaga, hija del maestro Esnaola, (fallecida en México, el pasado 24 de febrero) en una visita que realizó a la sede del Orfeón en 1997, recordó el diseño y presentación de un modelo específico para las señoritas en 1933, que quedó recogido con una foto de Prensa y una notificación señalando el evento.
En 1945, las modistas orfeonistas que trabajaban en el taller de Cristóbal Balenciaga obtuvieron del diseñador un patrón especial para el viaje que ese año hizo el Orfeón a Portugal. Aparece en la publicación “Do, mi, sol, do” (nº 5), presentando el modelo una fotografía de la orfeonista Joaquini Belaustegui, sobrina del maestro Gorostidi.
Este modelo fue sustituido por otro más minimalista, diseñado también por Balenciaga en 1964. Le eliminó la lazada del escote en pico, que lo cambió por uno redondeado y mantuvo el cinturón blanco y la manga larga. En 1963, el entonces presidente del Orfeón, José María Aguirre Gonzalo, había donado 100.000 pesetas para renovar el vestuario de las “señoritas” con el fin de que lo pudieran estrenar en los conciertos del Palacio de la Música de Madrid, para cantar La Pasión según San Mateo de Bach junto a la Orquesta Nacional y bajo la dirección de Rafael Frühbeck de Burgos.
Aunque la parte económica estaba resuelta, quedaba un largo proceso hasta el estreno del nuevo uniforme: convencer al modista, realizar las pruebas de los patrones y coser cada modelo. El maestro Gorostidi se encargó de reunirse con Balenciaga en su villa de Igueldo: “Simpatía personificada en este artista singular, al servicio de las señoritas del Orfeón Donostiarra”, son las impresiones que figuran en las actas de la época tras esta primera reunión.
Poco después, La Junta directiva acordó “dar las gracias al señor Balenciaga por su desinteresada colaboración en la confección del nuevo uniforme del coro femenino”. Gorostidi quedó impresionado por la “sensibilidad, finura, arte y emoción!” del maestro de la alta costura, que incluso retrasó uno de sus viajes a París por ultimar los detalles del diseño, según consta en los archivos del Orfeón. Al año siguiente (1964) Cristóbal Balenciaga fue nombrado directivo de honor “por su brillantísima colaboración”.
Aquellos uniformes se utilizaron hasta el año 2000, en que se realizó una nueva edición que solo cambió el tejido y respetó el sobrio diseño de Balenciaga, que es el que usan actualmente las orfeonistas.
Otros convenios de colaboración
El Orfeón Donostiarra, en su propósito de vincularse cada vez más con otras instituciones que promuevan el Arte y la Cultura, viene suscribiendo diferentes convenios de colaboración, con el objetivo principal de obtener recursos para desarrollar su proyecto artístico, en unos casos, y en otros, para aprovechar las sinergias que dicha colaboración produce.
Alguna de estas colaboraciones son: UPV/EHU, Fundación Oceanográfica de Gipuzkoa (Aquarium), UNICEF España, Chillida Leku o Eureka! Zientzia museoa.