El Orfeón ha sido invitado por la Orquesta Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi para participar junto a su coro sinfónico en la Octava de Mahler, conocida por la “Sinfonía de los mil”. Serán dos conciertos, los días 21 y 23 de noviembre, bajo la dirección del maestro milanés Riccardo Chailly, que tendrán lugar en el Palacio de Congresos de la ciudad italiana (MICO). El cuadro de solistas estará integrado por las sopranos Marina Shaguch, Manuela Uhl y Malin Hartelius; las mezzos Lioba Braun y Annely Peebo; el tenor Brenden Gunnel; el barítono Markus Werba y el bajo Samuel Youn.

Sinfonía luminosa y optimista

El Orfeón tuvo la fortuna de estrenar esta obra colosal en España, hermanado con el Pamplonés y con las Escolanías Corazón de María de Donostia, de los Padres Redentoristas y los Niños Cantores de la catedral de Guadix. Fue en el XIX Festival de Granada de 1970, bajo la batuta de Rafael Frühbeck de Burgos, con la Orquesta Nacional de España. Después, el Orfeón la ha interpretado solamente en nueve ocasiones más. La última, en la Quincena Musical de 2005 junto a la Coral Andra Mari y la Escolanía Easo, con la Orquesta Sinfónica de Galicia y Víctor Pablo al frente. Fue la primera vez que se escuchaba en directo en Donostia.

La Octava no se programa habitualmente en los circuitos musicales, ya que requiere un potente efectivo de instrumentos y de voces en el escenario. No en vano se le denomina la “Sinfonía de los mil”. Su creador dejó indicado que era una partitura para dos coros SATB (acrónimo para soprano, contralto, tenor y bajo. Se usa para la clasificación de coros según la composición de sus voces), un coro de niños y ocho solistas: tres sopranos, dos contraltos, tenor, barítono y bajo.

Compuesta en apenas dos meses, fue la última obra que Mahler estrenó en vida y obtuvo un gran éxito cuando la dirigió en el estreno absoluto en Múnich el 12 de septiembre de 1910. Ocho meses después, moriría a la edad de cincuenta años. Su Novena Sinfonía y la inacabada Décima Sinfonía fueron estrenadas después de su muerte. La Octava es quizá su partitura más luminosa y optimista, y así la percibió el propio autor. “Mis otras obras son trágicas y subjetivas, ésta es una inmensa dispensadora de alegría”, le transmitió por escrito en 1906 a su amigo Richard Specht.

Milán, una deseada plaza

Ahora, de la mano de Ricardo Chailly, un experto en Mahler que ha grabado sus diez sinfonías, el coro se vuelve a enfrentar a esta partitura en dos conciertos que para el Orfeón representan su debut en Milán, aunque no en Italia, ya que el coro ha cantado en varias de sus ciudades y festivales desde 1950. Este año interpretó tres programas diferentes en otros tantos escenarios romanos: en la Academia Española de Bellas Artes, en la Universidad Gregoriana y en la Basílica de San Pedro con motivo de la canonización del Padre Claret. En 1958 participó en dos conciertos del Sagra Musicale de Umbra en Perugia y también lo hizo en 1987 con otras dos actuaciones: el Requiem alemán de Brahms con Lorin Maazel y la Sinfónica de Londres y temas populares interpretados por las voces blancas del Orfeón bajo la dirección de Sainz Alfaro. Ese mismo año cantó la Novena de Beethoven en el Teatro de la Ópera de Roma junto a la Sinfónica de Londres. En 1991 intervino en el Festival de Rávena con la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse bajo la dirección de Michel Plasson (obras de Fauré y Poulen) y en la catedral de Salerno ofreció una versión de La Condenación de Fausto de Berlioz junto a la Orquesta Filarmónica de Radio Francia con Marek Janowski al frente.

Riccardo Chailly (Milán, 1953)

Titular de la Gewandhaus de Leipzig, la orquesta privada más antigua del mundo fundada en 1743, es especialista en la ópera italiana (Rossini, Verdi) y en el repertorio del s. XX (Mahler, del que ha grabado todas sus sinfonías, Schönberg, Messiaen y Berio).

A los veinte años, Chailly se convirtió en director asistente de Claudio Abbado en el Teatro de la Scala, donde realizó su debut como director en 1978. Pronto tuvo que asumir gran cantidad de contratos: dirigió en la Ópera de Viena., la Metropolitan Opera, el Coven Garden, el Festival de Salzburgo y la Ópera Estatal de Baviera.

Entre 1982 y 1988 estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín. Entre 1988 y 2004 fue director principal y a partir de 2004, es director emérito de la Orquesta Real del Concertgebouw de Ámsterdam. En 1999 fue nombrado director titular de la Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi, cargo que ocupó hasta 2005 y a partir de esa fecha fue nombrado director honorario. Ese año fue nombrado titular de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig.

Para el maestro milanés, “ser director de orquesta es una profesión fascinante y obsesionante, porque no se termina nunca, ni de estudiar ni de perfeccionar una obra. Es un permanente esfuerzo de aproximación a una materia infinita como la música”.

Con motivo del bicentenario de Verdi, grabó con la Filarmónica de la Scala de Milán el trabajo titulado “Viva Verdi, oberturas y preludios” que reúne el Verdi más sinfónico.

Riccardo Chailly ya había registrado la integral de las sinfonías mahlerianas, al frente de la Concertgebouworkest de Ámsterdam y en 2011 editó la de Beethoven y sus once oberturas con la Gewandhaus, un proyecto que resume 30 años de preocupación de Chailly por Beethoven y dos siglos de dedicación a este compositor por parte de la Gewandhaus, que toca su música desde tiempos del propio compositor.

“La Verdi”

Conocida popularmente como “la Verdi”, esta joven orquesta creada por Vladimir Delman en 1993 como organización independiente y autónoma, posee en la actualidad el respaldo de instituciones locales, regionales y de socios privados.

Ha realizado giras por toda Italia, así como por Francia, España y Portugal. También estuvo en Chile, Argentina y Brasil. En 2004 se convirtió en la orquesta residente del Festival delle Nazioni de Città di Castello. El año pasado realizó una gira por Rusia (Moscú y San Petersburgo). Riccardo Chailly fue su director titular entre 1999 a 2005. El estadounidense John Axelrod es el actual director principal de esta formación que tiene su sede en el Auditorio de Milán Fundación Cariplo, que por sus características arquitectónicas y acústicas, se le considera una de las mejores salas de conciertos de Italia.

Ha sido dirigida por maestros como Riccardo Muti, Valery Gergiev, Rudolf Barshai, Claus Peter Flor, Christipher Hogwood, Helmuth Rilling, Peter Maag, Daniele Gatti, Ivor Bolton, Vladimir Jurowski o Yakov Kreizberg, entre otros.

Ha realizado una treintena de grabaciones con obras de Verdi, Shostakovich y Rossini, entre otros compositores. La temporada 2012-2013 interpretó 38 programas sinfónicos entre septiembre y junio.

En abril de 2002 se constituyó la Fundación Orquesta Sinfónica y Coro Sinfónico de Milán Giuseppe Verdi, en la que se han implicado la Banca Popular de Milán, el Ayuntamiento de la ciudad, la Cámara de Comercio, el gobierno de la región de Lombardía y alguna firma comercial, que respaldan a la orquesta y al coro y aseguran su continuidad.

El coro de “La Verdi”

En 1998 se creó el Coro Sinfónico Giuseppe Verdi de Milán dependiente de la orquesta. Cuenta con un centenar de voces y afronta repertorios de ópera, sinfónicos, de cámara y polifonía que van del Barroco al siglo XX.

En la actualidad está dirigido por Erina Gambarini. Desde su debut con las Cuatro piezas sacras de Verdi, el coro fue ampliando repertorio y hoy en día participa regularmente en los festivales musicales italianos, en ocasiones acompañando a la orquesta, con la que también ha grabado numerosos discos, o con otras orquestas nacionales e internacionales.

El coro se afianzó en 2001 con la gira emprendida con Claudio Abbado y la ópera Simon Boccanegra de Verdi. El programa lo interpretaron en Ferrara, Parma y Bolzano. Al año siguiente vendría la participación en el Festival de Spoleto con otra ópera verdiana: Macbeth, dirigida por Riccardo Frizza.

En 2006 debutó en la Scala de Milán para interpretar Alexander Nevsky de Prokofiev bajo la dirección de Vladimir Jurowski, y volvió a este prestigioso escenario en 2011 para cantar el Requiem de guerra de Benjamin Britten bajo la dirección de Xian Zhang.

Su CD “Verismo Arias”, editado en 2010, obtuvo el Grammy a la mejor interpretación vocal clásica. Fue grabado con La Verdi, bajo la dirección de Marco Armiliato con la soprano Renée Fleming y el tenor Jonas Kaufmann.